En países con niveles relativamente altos de pobreza, los partidos políticos tienden a utilizar el clientelismo para movilizar a la ciudadanía en época electoral. Dentro del repertorio de regalos y dádivas que pueden utilizar los partidos como parte de sus estrategias clientelares, ¿cuáles de ellos motivarán más a una persona a salir a votar en época electoral? ¿Recibir una despensa (comida enlatada, granos, etc.)? ¿Recibir una tarjeta prepagada, como las que han utilizado varios partidos en elecciones recientes? ¿Recibir dinero en efectivo?
Clientelismo, Programas Políticos Y Movilización Electoral
En época electoral los ciudadanos enfrentan dos dilemas importantes. El primero de ellos tiene que ver con salir a votar o no el día de la elección: ¿me conviene acudir a la casilla el domingo de la jornada electoral? El ciudadano bien podría quedarse en su casa y dedicar el tiempo que utilizaría para acudir a la casilla en otras actividades. Si la persona decide salir a votar, entonces, con la boleta en mano, enfrentará el segundo dilema: ¿a qué candidato debe escoger? Los ciudadanos deben obtener información sobre las distintas cualidades personales de los candidatos, su experiencia previa en cargos de gobierno y las propuestas que ofrecen. Se asume que es bastante costoso obtener toda esta información.
Los partidos políticos ayudan al ciudadano a resolver estos dos dilemas. Lo hacen, por lo general, por medio de dos estrategias que les permiten vincularse con el electorado: (1) el clientelismo y (2) el diseño de programas políticos/ideológicos atractivos (plataformas partidistas). ¿De qué tratan estas estrategias?
El clientelismo electoral puede describirse como un vínculo de corto plazo que establece un partido político con personas semanas o pocos meses antes de una elección. El vínculo consiste en ofrecer, por parte del partido, obsequios a estas personas (por ejemplo, materiales de construcción) a cambio de que salgan a votar el día de la jornada electoral y/o a cambio de su voto. La literatura sobre el tema señala que el clientelismo es común en distritos electorales donde habitan personas de escasos recursos (recibir un regalo clientelar puede incrementar significativamente el ingreso y bienestar de estas personas en los meses cercanos a la elección) y donde los partidos políticos tienen buenas estructuras organizativas que les permiten vigilar que los votantes potenciales cumplan con su parte del trato (por ejemplo, evitar que quien reciba una dádiva termine votando por un candidato rival). En un país como México, donde según datos del Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) más de 50 millones de personas viven en condiciones de pobreza, y donde muchos partidos tienen relativamente buenas estructuras organizativas a nivel local, es de esperar que el clientelismo electoral sea una práctica común en época de elecciones.
Los programas políticos/ideológicos de los partidos políticos, por su parte, consisten en una serie de propuestas de política pública que un partido se compromete a implementar en caso de llegar al poder. Por lo general, estas propuestas son de carácter universal: benefician (o afectan) a todas las personas por igual, así hayan votado o no el día de la elección. Los partidos Demócrata y Republicano en Estados Unidos son muestras de organizaciones partidistas que atraen al electorado con este tipo de estrategia electoral. Por ejemplo, se sabe, entre otras cosas, que los republicanos por lo general se oponen al aborto y están a favor de quitar impuestos o que los demócratas están a favor de defender derechos de las minorías . Las personas salen a votar motivadas por las coincidencias que encuentran entre sus preferencias personales y estos programas partidistas.
Es posible sacar algunas conclusiones la discusión anterior. Primero, personas que reciben una dádiva clientelar tienen una mayor propensión a salir a votar el día de la elección que aquellas personas que no reciben este tipo de regalos. La lógica detrás de esta idea es que las personas que reciben dádivas clientelares se sienten obligadas a salir a votar para cumplir su parte del trato con el partido político que les ha dado el regalo. Segundo, los programas políticos/ideológicos de los partidos pueden disminuir la participación electoral: el votante potencial, al observar que un partido propone una serie de políticas públicas que lo beneficiarán (o afectarán) independientemente de su decisión de salir a votar o no el día de la elección, preferirá quedarse en casa y evitar los costos de salir a la casilla.
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