Tras una pausa de más de un mes, los equipos de los países de América del Norte llegan con novedades, como un virtual presidente electo en México, sin un acuerdo total pero con dos tercios de avances (a decir los mexicanos), y la prisa compartida por lograr un pacto antes de noviembre o antes de que 2018 expire.
Los integrantes del TLCAN apretaron el botón de pausa cuando el 1 de julio el presidente Donald Trump activó el de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de México, Canadá y la Unión Europea, sus socios comerciales y aliados. Con eso se activó un pleito comercial, pues los ‘castigados’ con la ira del republicano tomaron represalias.
En ese contexto, el objetivo de un renovado tratado se desdibujó por la retórica del presidente estadounidense, quien sugirió que levantaría el castigo si había un acuerdo en el TLCAN. Los socios no aceptaron mezclar ambos asuntos.
Aunque la decisión de Trump fue la gota que derramó el vaso: las puntuales y programadas reuniones de los equipos que culminaban con una reunión ministerial entre los líderes de la renegociación –Chrystia Freeland, por Canadá; Robert Lighthizer, por Estados Unidos, e Ildefonso Guajardo, por México– y su acostumbrada conferencia de prensa final se quedaron en siete. La última ronda fue en la capital mexicana entre el 25 de febrero y el 5 de marzo.
Los encuentros luego se transformaron en reuniones entre los tres ministros. En la del 11 de mayo, la vida del TLCAN quedó en suspenso, pues aunque se esperaba un arreglo en la primera quincena de mayo y luego hacia finales, al final esas pláticas acabaron sin avances concretos.
Han sido dos temas los que han atorado las conversaciones y desde donde los equipos retomarán sus trabajos: las reglas de origen en el sector automotriz y la cláusula de terminación.
El gobierno de Trump también propuso que el 40% del valor de los autos y las SUV, y que el 45% del valor de las pickups fabricados en la región provengan de componentes que hayan sido producidos por empleados que reciban un salario de entre 16 y 19 dólares la hora.
La llamada cláusula de extinción o sunset propone que el TLCAN acabe si no se renueva cada cinco años. Canadá y México se oponen por considerar que no da certidumbre a los inversionistas, con lo que ningún empresario querría poner su dinero en una región con un acuerdo comercial que puede acabar en un lustro.
La reanudación de las conversaciones incluye la presencia de un nuevo observador: Jesús Seade, quien fue nombrado por López Obrador como jefe de la renegociación en su gobierno. Seade estará presente en la reunión de este jueves entre Guajardo y Lighthizer en Washington.
Con información de: expansión.mx
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